Introducción A La Química Orgánica: Fin De La Teoría Vitalista De Berzelius

 

En el siglo XVIII los científicos habían observado una notable diferencia en la naturaleza entre las sustancias procedentes del mundo mineral o inanimado y las del mundo de la materia viva, animal o vegetal.

De este modo, diferenciaron entre Química Inorgánica a los compuestos o moléculas provenientes de las rocas o minerales y Química Orgánica a las que procedían de los seres vivos.

J Jakob Berzelius (1779-1848), el insigne químico sueco, observó que los compuestos orgánicos eran más difíciles de aislar y manipular y pensó que estas sustancias poseían una misteriosa "fuerza vital" que impedía su síntesis en el laboratorio y hacía que sólo se pudieran obtener a partir de seres vivos.

Berzelius era el abanderado de esta TEORÍA VITALISTA, según la cual los organismos vivos poseen una fuerza o impulso vital que los diferencia de los objetos inanimados y no está sujeta a las leyes físico-químicas generales.

Esta fuerza inmaterial específica diferente a la energía estudiada por la Física y otras ciencias y actuando sobre la materia organizada, generaría la vida y, sin ella, sería imposible la existencia.

En 1828 el químico alemán F. Whöler invalidó casualmente esta teoría (pese a ser discípulo de Berzelius) con el descubrimiento de la urea. Te recomiendo ir a mi entrada Una experiencia orgánica en este mismo blog para ilustrarte sobre su descubrimiento.

La teoría vitalista se fue abandonando progresivamente aunque cada cierto tiempo, incluso en pleno siglo XXI, aparecen gurús que publicitan esta vieja teoría.

Se observó que unos pocos elementos aparecían repetidamente en estos compuestos orgánicos (si, por los que os he contado que somos CHONis (pincha aquí para ir a la entrada) y el carbono, invariablemente siempre estaba presente.

Por eso en 1859 Kekulé la denominó Química del Carbono  y a partir de entonces la química orgánica engloba el estudio de los compuestos carbonados, exceptuando los carbonatos, los óxidos de carbono, los bicarbonatos y los cianuros o nitrilos.



Frente a los 100.000 compuestos inorgánicos existen en la actualidad más de 20 millones de compuestos orgánicos y cada año se sintetizan o descubren miles de nuevas sustancias.

La población humana aumenta a un ritmo de 80 millones de personas cada año, por lo que es de esperar que la demanda de nuevos productos que satisfagan las necesidades de una sociedad en aumento (a ver lo que nos depara la pandemia del coronavirus) siga al alza.

Eso sí, no quiero que ignoréis los riesgos potenciales ante las actuaciones de la creciente industria química. No debemos oír cantos de sirena que nos arrastren a todo lo novedoso como algo positivo fruto del progreso. Es nuestra responsabilidad no caer en el consumo fácil pues está en juego el porvenir de la especie humana.


Fotografía: imágenes en rojo de las emisiones de gases CFC que causan el efecto invernadero.



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