La sustitución de un órgano enfermo que pone en peligro la vida de un paciente, cuando se han agotado las alternativas terapéuticas, por otro cuyo funcionamiento es correcto se llama trasplante.
Muchas veces basta con sustituir parte del órgano, algún tejido o simplemente células.
Uno de los grandes éxitos de la medicina del siglo XX ha sido el trasplante de órganos. El primer órgano que se trasplantó fue un riñón en 1954, pero el primer trasplante más mediático, al ser el órgano trasplantado el corazón, fue el realizado por el doctor Cristiaan Barnard en el año 1967 en Sudáfrica.
Existen cuatro tipos de trasplantes:
- Autotrasplante o autoinjerto. El donante y el receptor coinciden. No implica rechazo al ser el mismo individuo. Se realiza en el caso de órganos o tejidos como la piel, hueso, vasos sanguíneos o médula ósea.
- Isotrasplante. El donante y el receptor son gemelos idénticos. Como en el caso anterior no se produce rechazo al ser los individuos genéticamente idénticos.
- Xenotrasplante. El donante y el receptor no pertenecen a la misma especie. Existe el riesgo de rechazo. La utilización de válvulas cardíacas porcinas en humanos es un ejemplo.
- Alotrasplante. Es el tipo más común y se produce entre individuos de la misma especie pero que no son genéticamente idénticos, por eso puede generar rechazo.
Este método terapéutico presenta tres grandes inconvenientes:
- Rechazo inmunológico. Afortunadamente contamos con un sistema inmunológico que es capaz de detectar la aparición de "algo" extraño o ajeno al organismo y destruirlo. Esta capacidad es de vital importancia si el intruso es un microorganismo patógeno, pero también actúa si unas células o tejidos son ajenos al individuo.
Por eso siempre se busca que el donante y el receptor sean lo más compatibles, pues se puede producir rechazo al defenderse el receptor del cuerpo extraño.
Los fármacos que se utilizan para evitar o minimizar el rechazo se llaman inmunosupresores. La ciclosporina es un ejemplo.
Su función es reducir la capacidad de respuesta del sistema inmunitario, pero su inconveniente es que dejan expuesto al organismo a infecciones oportunistas.
- Disponibilidad de órganos. Aunque España es el país con el mayor índice de donantes (superior a 33 donantes por millón y 8 puntos por encima del segundo de la lista, EEUU) siempre existe la lista de espera. El porcentaje de los enfermos a la espera de un corazón o un hígado que fallece antes de recibir el trasplante se sitúa en España entre un 10-15%.
- Imposibilidad de obtención de algunos tejidos y órganos. Hay algunos tejidos u órganos (el cerebro y los tejidos nerviosos) que no se pueden trasplantar.
Las lesiones de la médula espinal como consecuencia de accidentes no se pueden curar, hoy por hoy, por medio de injertos o trasplantes.
Lo mismo ocurre con enfermedades neurodegenerativas como el parkinson o el alzheimer ya que no podemos disponer de las células nerviosas.
La médula ósea (en el interior de los huesos largos y productora de células sanguíneas) se puede trasplantar para curar enfermedades como la leucemia o el cáncer de sangre. Sin embargo, la médula espinal al estar constituida por células nerviosas dentro de la columna vertebral no puede ser trasplantada.
Pese a todas las ventajas de los trasplantes como terapia, los problemas anteriormente citados hacen que los científicos centren sus esfuerzos en el desarrollo de nuevas terapias y en la medicina regenerativa basada en la utilización de células madre.
Comentarios
Publicar un comentario