Desde tiempos ancestrales los ácidos y las bases se han reconocido como sustancias con un interés práctico y tecnológico muy importante.
Los griegos y los romanos sólo conocían los ácidos orgánicos y, para ellos, el vinagre (acetos) o ácido acético era el ácido más fuerte.
En la Edad Media se desarrollaron técnicas de destilación que permitieron preparar ácidos fuertes como los anteriormente citados. Se conocía, además, la propiedad de estos ácidos para disolver metales, es decir su poder corrosivo. Se usaban en procesos metalúrgicos como la separación del oro y de la plata.
Los árabes también desarrollaron el método para preparar Lejía de madera que era la mezcla de dos bases fuertes como la sosa y la potasa, partiendo de las cenizas de la madera mediante un proceso de lixiviación.
La lejía de cenizas es una preparación obtenida al mezclar agua destilada con las cenizas procedentes de la quema de madera. Es más suave que la lejía convencional y tiene un pH aproximado de 13.
Los egipcios y babilónicos ya usaban esta mezcla en forma de jabón (al añadir un aceite a la mezcla inicial) y realmente hasta hace muy poco se ha sustituido por mezclas de laboratorio.
La ceniza de madera tiene carbonato de potasio (K2CO3) que en contacto con el agua forma hidróxido de potasio (potasa caústica).
En la época de los romanos se utilizaba esta lejía, llamada, aqua lixivia, o agua colada, de colar la ceniza en su preparación y se cree que de ahí viene el término de "hacer la colada".
En la Edad Media se utilizaba esta sustancia también para macerar las aceitunas. Creo que aún se sigue haciendo.
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