La Deliciosa Brisa Marina


El agua ejerce un poder moderador de las temperaturas debido a su  elevada inercia térmica que le imprime dificultad para cambiar de temperatura.

Las grandes masas de agua tienden a permanecer calientes más tiempo durante los períodos fríos, es decir, durante las noches o las estaciones frías. De forma contraria, tienden a permanece más frías durante los períodos de calentamiento como los veranos o los días.

Los océanos se calientan y se enfrían a un ritmo estimado de dos veces más despacio que los continentes. Por este papel termorregulador del agua, las zonas marítimas tienen clima más suave que las zonas continentales interiores.

La inercia química del agua se debe a su elevada capacidad calorífica, con un valor de 4180 J/Kg.K. Para lograr el mismo aumento de temperatura, el agua necesita absorber más cantidad de energía que otras sustancias o materiales. Aunque el agua y el suelo reciben la misma radiación solar, el agua aumenta su temperatura más lentamente.

Por esa razón, si estás tumbado sobre la arena y decides ir a darte un baño, te abrasarás con la arena ardiendo al ir hacia la orilla y el agua te parecerá más fría aún (de hecho lo está aunque reciba la misma radiación solar).



En las costas el sol calienta más rápido la tierra que el agua de mar. Así, durante el día la tierra está más caliente, por lo que el aire próximo al suelo se calienta y asciende. El aire en contacto con el agua, al estar más frío se desplaza para ocupar su lugar. Se forma de esta manera una corriente de aire fresco desde el mar a la tierra que denominamos brisa marina.



Durante la noche ocurre justamente lo contrario.

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