La Temperatura De La Tierra


La temperatura media en la superficie de nuestro planeta es de 15ºC, sin embargo, considerando su distancia al Sol, la temperatura que teóricamente tendría en ausencia de atmósfera sería inferior a la real (sería de unos -18ºC).

Si a la temperatura real se le resta la temperatura teórica, entonces obtenemos el valor del efecto invernadero

El factor con mayor influencia en el clima global del planeta es su temperatura media. La temperatura media de la superficie de un planeta depende de dos factores:



  1. Distancia al Sol, que determina la radiación solar recibida por el planeta. Venus recibe el doble de radiación solar que la Tierra, por eso, la temperatura de sus superficie es de 447ºC -suficientes para fundir el plomo-. Marte recibe menos de la mitad de la radiación solar que nuestro planeta y su temperatura superficial es de -55ºC.
Venus

2.  Presencia de atmósfera y sus características. El aire es una    mezcla homogénea formada por nitrógeno (78% en volumen) y oxígeno (21%). El 1% restante está formado, en su mayor parte, por el gas argón y sólo un 0,036% (360 ppm) corresponde al dióxido de carbono (CO2), aunque su papel es clave.

El aire atmosférico nunca está limpio y seco. La cantidad de vapor de agua que contiene varía no sólo de un lugar a otro, sino también de un día a otro en el mismo lugar.

También contiene aerosoles, que son pequeñas partículas en suspensión. Pueden ser de origen natural, como el polvo procedente del viento, la sal marina o las actividades volcánicas; o bien de origen humano, como el hollín o las cenizas producidas por la quema de bosques o rastrojos y por la actividad industrial.


Si la Tierra careciera de atmósfera, nuestra temperatura sería de -18ºC y es gracias a esa envoltura de gases el que alcancemos los 15ºC de media.

La diferencia entre ambas temperaturas se conoce como efecto invernadero natural

Este término es muy gráfico y se acuñó para referirse al comportamiento de la atmósfera actuando como cubierta protectora y transparente que recuerda al vidrio de un invernadero.

Deja pasar la radiación solar, pero entorpece o dificulta la pérdida de calor, aumentando así la temperatura del aire que nos rodea.



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