Muchacha en la ventana Dalí |
En un futuro no muy lejano, la tediosa tarea de limpiar los cristales de las ventanas podría dejar de existir, pues se limpiarán ellas solas.
La mayor parte de la suciedad que se acumula en los vidrios haciendo que se ensucien procede de sustancias orgánicas que podrían volverse transparentes, e incluso invisibles, mediante una oxidación.
Adam Heller (científico de la Universidad de Texas, EEUU) aplicó una capa de dióxido de titanio en la superficie de un vidrio. Al pasar a través de él la luz solar se consigue fotooxidar la mayor parte de los contaminantes orgánicos que contiene.
El dióxido de titanio (TiO2) es una molécula utilizada como pigmento blanco en cosmética y en reacciones de oxidación fotocatalizadas.
Cuarzo con inclusiones de rutilo |
En la naturaleza aparece en forma de mineral rutilo. Es un semiconductor muy sensible a la luz. Refleja prácticamente toda la luz, incluso u.v, y la que no refleja la absorbe (por eso aparece como componente en las cremas solares).
Es muy estable químicamente y no es atacado por la mayoría de los agentes orgánicos e inorgánicos.
Una simple capa de 60 nanometros (milésima parte de una micra) de dióxido de titanio es suficiente para oxidar diariamente hasta 0,2 micras de suciedad, que por otra parte es más de lo que se acumula en un vidrio.
Las propiedades del TiO2 como fotocatalizador ya eran conocidas, pero no se usaba en el vidrio porque el sodio procedente de éste anulaba la reacción de oxidación.
El avance de Heller consiste en el descubrimiento de un método, sencillo pero eficaz, para eliminar el sodio del vidrio. Consiste en tratar el vidrio con ácido sulfúrico concentrado antes de instalar la capa de dióxido de titanio.
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