La palabra colesterol procede del griego kole (bilis) y stereos (sólido) debido a la identificación de la sustancia por vez primera en los cálculos biliares de vesícula.
Chevreul fotografiado por Nadar en 1883 |
El químico francés Michael Eugène Chevreul (1786-1889) fue quien le asignó a la nueva sustancia el nombre de colestina.
Chevreul fue profesor de química Orgánica y Director (1864) del Museo de Historia Natural de París.
Sus investigaciones se centraron en la composición de las grasas, estudiando los cuerpos grasos de origen animal.
Elaboró una teoría de la saponificación que aplicó en la fabricación de jabones y bujías. Además de descubrir el colesterol también aisló los ácidos esteárico y oleico.
Investigó las tinturas y sus aplicaciones en las artes industriales (pigmentos al óleo) y su teoría sobre los colores sirvió de inspiración a los pintores impresionistas.
Círculo cromático de Chevreul |
Fue una persona muy longeva y su centenario, en 1886, fue celebrado como un acontecimiento nacional.
Comenzó a investigar los efectos del envejecimiento en los humanos un poco antes de su muerte, a la edad de 102 años.
El colesterol es un lípido o grasa que aparece en los tejidos corporales y en el plasma sanguíneo de los vertebrados. Se encuentra en altas concentraciones en el hígado, médula espinal, páncreas y cerebro.
Parece que siempre se recalcan las consecuencias perjudiciales de su alta concentración, pero es indispensable en nuestro organismo por las funciones que tiene:
- Estructural, al ser componente de las membranas plasmáticas de las células animales (no existe apenas en vegetales).
- Precursor de la vitamina D, lo cual le hace esencial en el metabolismo del calcio.
- Precursor de hormonas sexuales: progesterona, estrógenos y testosterona.
- Precursor de hormonas corticoesteriodales: cortisol y aldosterona.
- Precursor de sales biliares: fundamentalmente para la absorción de nutrientes grasos y vía principal para la excreción del colesterol corporal.
Al ser insoluble en agua, el colesterol plasmático sólo se presenta en forma de complejos moleculares llamados Lipoproteínas, que son capaces de fijar y transportar grandes cantidades de colesterol.
Las LDL (Lipoproteínas de Baja Densidad en sus siglas en inglés) y las VLDL (Lipoproteínas de Muy Baja Densidad) son las popularmente llamadas "colesterol malo", porque sus valores elevados están relacionados con el riesgo de sufrir accidentes cardiovasculares como el infarto de miocardio debido a la arterioesclerosis (por el depósito exagerado de colesterol en las arterias).
El colesterol HDL (Lipoproteína de Alta Densidad) son las denominadas "colesterol bueno", porque ejerce una función protectora del sistema cardiovascular.
Las lipoproteínas HDL retiran el colesterol de las arterias y lo transportan al hígado para su eliminación, es decir, poseen una función "limpiadora" al arrastrar el depósito de colesterol de las arterias.
La concentración actualmente aceptada como "normal" de colesterol en sangre, en individuos sanos, es de 150 a 200 mg/dL, aunque hay que tener en cuenta los dos valores de las lipoproteínas anteriormente citadas.
El colesterol no sólo procede de los alimentos o fuentes exógenas; el hígado fabrica unos 1000 mg de colesterol al día, cantidad suficiente para cumplir con las funciones orgánicas de nuestro organismo.
El resto del colesterol procede de los alimentos (consumimos unos 150-200 mg de colesterol al día).
No debemos superar los 300 mg de colesterol al día, por lo que hay que evitar o no consumir en exceso grasas saturadas, muy ricas en colesterol (leche entera, queso, mantequilla, carnes grasas, ácidos trans presentes en fritos y procesados industriales...)
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