David de Miguel Angel |
Tengo dos hijos adolescentes y sus hormonas sexuales están en plena efervescencia. Entrar en su habitación es un reto para los sentidos, pues la testosterona se "corta" con cuchillo y tenedor.
Las hormonas sexuales son las sustancias que se fabrican y se segregan en los ovarios y en los testículos.
Venus de Arlés de Praxíteles |
El ovario produce estrógenos (estradiol) y gestágenos (progesterona) y el testículo andrógenos (testosterona).
La hipófisis es la glándula situada en la base del cerebro que controla la síntesis de las hormonas sexuales.
Esta glándula produce, entre otras sustancias, las gonadotropinas que son las hormonas estimulantes del testículo en el hombre y del ovario en la mujer.
Todas las hormonas sexuales se sintetizan a partir del colesterol. Por eso, las mujeres anoréxicas dejan de tener la menstruación al no ingerir grasas que les permitan fabricar las hormonas sexuales femeninas.
Estradiol |
Al llegar a la pubertad se incrementa la síntesis y liberación de gonadotropinas hipofisarias.
Los estrógenos son responsables de los cambios que experimentan las niñas en la pubertad, estimulando el crecimiento de la vagina, ovarios, trompas de Falopio y mamas, contribuyendo a la distribución de la grasa corporal con contornos femeninos (aumenta el volumen de las caderas, por decirlo de manera fina) y comenzando la menstruación.
Testosterona |
Los andrógenos provocan la transformación durante la pubertad del niño en varón adulto. Hacen que la piel masculina se engrose y se haga más grasa.
Estimulan el crecimiento de la laringe con el consiguiente (y horrible) cambio en el tono de la voz, favorecen la aparición de la barba y el crecimiento de vello corporal.
Como los andrógenos son hormonas anabólicas (esteroides anabólicos), es decir, favorecen la síntesis de proteínas, se produce un aumento del desarrollo muscular y óseo y por eso el tamaño del varón es superior al de la mujer.
La testosterona se produce principalmente en los testículos y también en los ovarios, aunque pequeñas cantidades son secretadas por las glándulas suprarrenales. El cuerpo de un adulto masculino produce 10 veces más testosterona que un cuerpo adulto femenino.
El uso médico principal de la testosterona es el tratamiento de varones con hipogonadismo, con niveles de producción de la hormona muy bajos o nulos.
Otras aplicaciones son: reducción de la infertilidad, disfunción eréctil, corrección de la osteoporosis, inducir al aumento de altura, fomentar médula ósea, etc
También se administra a los transexuales de los dos sexos como parte de su terapia de reemplazo hormonal.
Los parches de testosterona son efectivos para el tratamiento de la baja libido en mujeres (como resultado del uso de anticonceptivos orales o en mujeres postmenopaúsicas).
Las diferencias entre el cerebro masculino y femenino pueden derivar de los distintos niveles de testosterona.
Sistema endocrino |
Aunque el cerebro masculino tiene un tamaño mayor con mayor número de fibras mielinizadas, las mujeres tienen más conexiones dendríticas entre las células del cerebro.
Pese a que el pensamiento general sea que un aumento de testosterona está relacionado con comportamientos agresivos, es a la inversa. Los bajos niveles de testosterona y el hipogonadismo causan trastornos del estado de ánimo e incrementan la agresividad.
El descenso de la testosterona con la edad es un indicativo del envejecimiento y se está estudiando la relación entre esta circunstancia y el mal de Alzheimer.
¡Qué grima! |
La testosterona también es utilizada por atletas con el objeto de mejorar su rendimiento, pero es una forma de dopaje.
Los anabolizantes son sustancias que favorecen el crecimiento de los tejidos (se usan además de forma ilegal para el engorde de ganado).
La acción de los estoroides anabólicos, incluida la testosterona, es aumentar el desarrollo muscular, la fuerza y la resistencia, por el aumento de la síntesis de proteínas en los músculos.
Las fibras musculares se vuelven más grandes y se reparan más rápido que en una persona sin dopar.
El análisis de orina es el método para la detección del uso de esteroides en atletas. Tras una serie de escándalos relacionados con el aumento de rendimiento en las Olimpiadas de Seúl de 1988 por parte de Ben Jonhson, se prohibió el uso de esteroides anabolizantes.
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