Hoy quiero celebrar mis 10.000 visitas (muchísimas gracias a todos los que os acercáis a este sitio, que ya es vuestro) con un homenaje a Santiago Ramón y Cajal en el 160º aniversario de su nacimiento (1852-1934).
Era hijo de aragoneses, pero nació en Navarra (Petilla de Aragón) debido a los continuos cambios de residencia de su familia, pues su padre era médico y cirujano.
Estudió sus primeras letras en los Escolapios de Jaca y cursó el Bachillerato en el instituto de Huesca (acabó justo cuando se proclamó la 1ª República en España).
En 1870, a los 18 años, se trasladó con su familia a Zaragoza donde comenzó la carrera de Medicina. Se licenció tres años después pero tuvo que incorporarse al ejército a realizar el Servicio Militar.
En 1874 es destinado a Cuba con grado de capitán a la enfermería de Vistahermosa (provincia de Camagüey) donde padeció, al igual que sus soldados enfermos, paludismo y disentería.
Finalmente regresó a España en junio de 1875, recuperando su maltrecha salud en la casa familiar de Zaragoza.
Empieza, entonces, su doctorado y su vocación científica. En 1876 se compra su primer microscopio y comienza a ayudar a su padre en el hospital. Acaba su doctorado en 1877, pero al año siguiente padece de tuberculosis.
En 1879 obtuvo una plaza de Director de Museos Anatómicos de Zaragoza y se casó con Silveria Fañanás.
Ocupó diferentes cátedras en Valencia (donde estudió la epidemia de cólera que azotó a la ciudad en 1885) y Barcelona (en 1887).
Neuronas piramidales en color verde |
Su "año cumbre" fue 1888, pues descubrió la morfología de la neurona y los procesos conectivos de las células nerviosas.
Su teoría fue muy popular y se aceptó en 1889 en el Congreso de la Sociedad Anatómica Alemana celebrado en Berlín, donde se denominó "doctrina de la neurona".
La palabra neurona procede del griego "neuros" o nervio, cuerda. Don Santiago fue el primero que definió a las neuronas como las unidades estructurales y funcionales del sistema nervioso.
Propuso la comunicación entre neuronas a través de una red mediante conexiones o espacios especializados.
Su teoría contradecía a la de Camilo Golgi, que defendía la continuidad de la red neuronal negando la interconexión de elementos discretos.
Para poder hacer las observaciones al microscopio, Cajal utilizaba tinciones de sales de plata en sus preparaciones de cortes histológicos (aunque fue Golgi el que inició el empleo de las tinciones).
Las neuronas reciben los estímulos del exterior o ambiente convirtiéndolos en impulsos nerviosos y transmitiéndolos a otra neurona o célula muscular o glandular donde se generará la respuesta.
Las señales eléctricas que se transmiten a través de las neuronas se llaman impulsos nerviosos y viajan por la neurona comenzando por las dendritas, el axón hasta llegar a los botones terminales.
La conexión entre una neurona y otra se llama sinapsis o espacio sináptico (espacio entre un axón y una dendrita).
Se ha comprobado que las velocidades de conducción axonal pueden alcanzar hasta los 120 m/s. Considerando que una persona puede llegar a medir -como máximo- hasta 2,25 m de altura, el impulso eléctrico tardaría 18,75 milisegundos (si, la milésima parte de un segundo es la unidad!) en recorrer desde la punta del pie hasta el cerebro.
Lección de anatomía en 1915 |
La perseverancia y el trabajo de Cajal y su aportación a la neurociencia se vieron reconocidos con la concesión del Premio Nobel en Medicina y Fisiología, compartido con Camilo Golgi (descubridor del método de tinción).
Tras la entrega del premio siguió trabajando infatigablemente, escribiendo y publicando sus estudios (creo que es el científico español más citado), sus obras literarias y biográficas y dedicándose a la enseñanza.
Murió en 1934 a los 82 años de edad.
Por cierto, muy bonito e ingenioso el doodle (garabato) dedicado a Ramón y Cajal con el que nos saludaba hoy el señor Google.
Y para terminar os animo a descubrir una faceta desconocida del científico premio Nobel: la fotografía. Mirad...
Y para terminar os animo a descubrir una faceta desconocida del científico premio Nobel: la fotografía. Mirad...
Enhorabuena Martuka, es increíble como van pasando los días y vas sumando seguidores en todas las partes del mundo... Es para sentirte orgullosa...
ResponderEliminarSupongo que será por algo...
Muchas gracias, Luigi !!
ResponderEliminarLo cierto es que estoy muy motivada porque todos los que me queréis me animáis a seguir...
Un besazo, sol :)
Hace mucho que no pasaba por aqui, pero no por falta de ganas sino por falta de tiempo.
ResponderEliminarEnhorabuena por tu éxito bloguero.
Me ha venido bien esta entrada le he dado un repaso a la neurona, que increible descubrimiento por parte de D. Santiago, es tan interesante y tan impresionante. Bueno que me enredo como las neuronas.
Besitos y tenemos pendiente una chocolotada.
Qué ilusión verte por aquí de nuevo, Uma !!!
ResponderEliminarSiempre me atrajo la figura de Santiago Ramón y Cajal (aunque a veces le pongo la cara de Adolfo Marsillach, ¿recuerdas la serie?).
Me parece increíble que con los medios que tenía a su alcance fuera capaz de descubrir la neurona!
Un beso inmenso y una chocolatada pendiente jajaja ;)
Enhorabuena por tus visitas Marta!!!! Te las mereces =) Como ya lo lee tanta gente, permiteme una precisión histórica: acabó sus estudios de bachillerato cuando empezó la 1º República, en la 2º República fue cuando murió. Era, además, senador vitalicio con Alfonso XIII. Y son, junto con Severo Ochoa, los dos únicos Premios Nobel españoles en el ámbito de la ciencia!! A ver si nos animan a invertir en i+D :P
ResponderEliminarY de nuevo, enhorabuena por la iniciativa y por el tiempo que hace falta para mantenerla!!!
Muchas gracias, Rafa por la precisión y perdón por el lapsus (qué torpe, ha sido un error de transcripción que ya está resuelto).
ResponderEliminarA D. Severo Ochoa le debo una entrada, pero, claro para mí Ochoa es la persona a la que debo mi vocación bioquímica y tengo que prepararla a conciencia...jajaja
En cuanto al tiempo para mantener este sitio, no te lo niego: tengo que quitarle horas al sueño para que se mantenga vivo, pero ya sabes ¡sarna con gusto...!
Un beso enorme