El cemento es una mezcla formada por el aglomerado de caliza y arcilla calcinadas y molidas que se endurecen en contacto con el agua. Unido a otros agregados como grava y arena crea una mezcla uniforme, maleable y plástica que fragua y se endurece originando el hormigón.
En la Antigua Grecia empezaron a usarse tobas volcánicas procedentes de la isla de Santorini que fueron los primeros cementos naturales.
En el siglo I a.C comenzó a utilizarse el cemento natural en Roma. Se obtenía de canteras cerca del Vesubio, en Nápoles. Un ejemplo es el famoso panteón de Roma.
En el siglo XIX, Joseph Aspdin patentó el cemento Portland (1824).
Se llamó así por el color gris verdoso oscuro similar a la piedra de Portland.
En el siglo XX surge la industria del cemento gracias a loa experimentos de los químicos franceses Vicat y Le Chatelier y el alemán Michaelis.
El cemento de origen arcilloso se obtiene a partir de arcilla y piedra caliza en una proporción de 1 a 4 aproximadamente, que una vez trituradas se funden en hornos a temperaturas superiores a 1500ºC, alimentados con fuel, un derivado del petróleo.
Las fábricas se instalan cerca de las canteras (para que la producción resulte más rentable), que deberán estar activas durante muchos años par recuperar la inversión.
Se produce una pérdida del paisaje y además ocasiona muchos problemas de ruido y molestias en forma de polvo en los municipios cercanos.
El cemento y el hormigón se emplean en la construcción de la mayoría de los edificios e infraestructuras y en ingeniería civil.
Entre las propiedades del cemento:
- Resistencia al ataque químico
- Es refractario, es decir, soporta altas temperaturas
- Conversión interna: aumenta su porosidad y disminuye su resistencia con el paso del tiempo, que puede tardar en aparecer en condiciones de baja temperatura y humedad.
Las fábricas de cemento pueden, al mismo tiempo, resolver algunos problemas medioambientales. Esto es debido a que queman residuos peligrosos (como restos de neumáticos o plásticos no recuperables) que les reportan un ahorro de energía.
El hormigón armado es un tipo de hormigón reforzado con mallas o barras de acero llamadas armaduras, aunque también se puede armar con fibras plásticas, fibras de vidrio o de acero.
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