Charles Robert Darwin nació el 12 de febrero de 1809 en Inglaterra, hijo del médico Robert Darwin y Sussanah Wedgwood.
A los 16 años ingresa en la Universidad de Edimburgo para estudiar Medicina, estudios que consideraba tediosos y a la cirugía insufrible.
En el segundo curso en Edimburgo ingresó en la Sociedad Pliniana, un grupo de estudiantes amantes de la Historia Natural. La falta de atención a los estudios de medicina hizo que su padre le enviara al Christ's College de Cambridge para obtener un grado el Letras que le posibilitara ordenarse como pastor anglicano.
En la Universidad de Cambridge pudo dar alas a su pasión por la ciencias naturales. Coleccionaba escarabajos. Se convirtió en amigo íntimo y discípulo del profesor de Botánica John Henslow en 1830.
Éste le propuso un puesto como naturalista sin retribución en el HMS Beagle que iba a cartografiar la costa de América del Sur. Su padre al principio se opuso, pero transigió al viaje que iba a durar dos años.
El viaje del Beagle duró casi cinco años (desde diciembre de 1831 a octubre de 1836). Darwin dedicó gran parte de su tiempo a investigaciones geológicas en tierra firme y a recopilar ejemplares.
Contempló con asombro la enorme diversidad de flora y fauna en diversos lugares.
En Chile fue testigo de un terremoto. Encontró restos de conchas en las alturas de los Andes y árboles fosilizados a pie de playa, lo que le llevó a pensar que según subían niveles de tierra, las islas oceánicas se iban hundiendo (formándose así los atolones de coral).
En las Islas Galápagos encontró variedades de pinzones emparentadas con la variedad continental, pero que cambiaban de isla a isla.
También observó que los caparazones de tortugas variaban ligeramente entre unas islas y otras, permitiendo así su identificación.
En Australia observó con extrañeza a la rata marsupial y al ornitorrinco, pensando que era como si "dos creadores hubiesen obrado a la vez".
En Ciudad del Cabo, una de sus últimas escalas, conoció a John Herschel y, ordenando sus notas sobre los pinzones, las tortugas y el zorro de las Islas Malvinas observó: "estos hechos podrían desbaratar la teoría de la estabilidad de las especies".
Cuando el Beagle regresó, Darwin se había convertido en una celebridad en los círculos científicos (gracias a Henslow).
El padre de Darwin organizó las inversiones que le permitiese a su hijo convertirse en un caballero científico. En 1837 publicó la obra "El viaje del Beagle".
Estudió y escribió sin descanso durante años, organizando el trabajo de sus colecciones y ordenando las notas del viaje.
El 1 de julio de 1858 se decidió la presentación conjunta en la Sociedad Linneana de Londres bajo el título: Sobre la tendencia de las especies a crear variedades, así como sobre la perpetuación de las variedades y de las especies por medio de la selección natural" compuesto por un manuscrito de Wallace (defendía la evolución por selección natural) y un extracto del "Ensayo" de Darwin escrito en 1844.
Esta presentación no recibió demasiada atención y, además, Darwin pasó por el trance del fallecimiento de su hija Anne por escarlatina (foto derecha).
Eso le sirvió como acicate para trabajar durante 13 meses y producir un extracto de su "gran libro".
"El origen de las especies mediante la selección natural o la conservación de las razas favorecidas en la lucha por la vida" conocido como El origen de las especies resultó inusitadamente popular cuando salió a la venta en las librerías el 22 de noviembre de 1859.
Darwin argumentó contundentemente a favor de un origen común de las especies pero evitó el controvertido término "evolución".
Recibió muchas críticas reflejadas en sátiras y caricaturas publicadas en los periódicos y revistas de la época, a pesar de que él sólo había afirmado que su teoría arrojaría nueva luz sobre la cuestión del origen del hombre.
Siguió trabajando infatigablemente, aun enfermo y postrado en cama durante muchas ocasiones (nunca se supo cuál era la enfermedad que le acompañó desde su juventud) durante los últimos 22 años de su vida.
Murió en Kent, Inglaterra, el 19 de abril de 1882. Está enterrado en la Abadía de Westminster de Londres.
Estatua de Darwin en el Museo de Historia Natural de Londres |
Anda! mis dos científicos favoritos seguidos!! Galileo y Darwin!
ResponderEliminarJope, al ver la foto de la tumba de Darwin en la Abadía me recordó cuando la vi en el intercambio del cole... Tanto nos decían, incluida la audioguia, que estaban enterrados Newton y Darwin... que fuimos en su busca.
A Newton, le localizas bien. En un altar con su gran figura de mármol, con su nombre bien claro y vayado para mantener distancias. Sin embargo, a Darwin, después de un buen rato buscándolo pensando que me iba a quedar sin verle... me lo encontré en un pasillo oscuro, estrecho detrás de una pared y en el suelo...
La verdad que me encongí de repente... impone mucho pensar que alguien así, que lo tienes que estudiar y que además te gusta. Sobre todo eso... está ahí. Me quedé un rato mirándolo y al salir rodeé la tumba, no podía pisar aquello, me imponía mucho respeto.
El caso es que salí "levitando" y me olvidé de devolver la audioguía... Aun nos hicimos fotos con el London Eye, el Big Ben... hasta que me toco el cuello y me noto algo colgando...
La tengo en mi habitación de recuerdo y así también me acuerdo de Darwin y lo mucho que me reí de mi misma aquel día...
Ja, ja, ja ...
ResponderEliminarTe entiendo perfectamente, Irene!! Cuando coincidimos en el espacio o lugar en el que trabajaron, vivieron o se encuentran los restos de alguno de nuestros más admirados personajes se produce una especie de "comunión" o conexión que nos hace olvidarnos de todo lo demás...
Un besazo