El radio es un elemento químico metálico perteneciente al grupo de los alcalinotérreos, cuyo símbolo es Ra.
Fue descubierto en 1898 por Pierre y Marie Curie. La fuente natural es la pechblenda (uranitita), en la que aparece en trazas.
Es de color blanco inmaculado, pero se ennegrece en contacto con el aire.
Es extremadamente radiactivo (un millón de veces más que el uranio) y su isótopo más estable es el Ra-226, con un período de semidesintegración de 1602 años (tiempo que tarda en reducirse a la mitad).
Durante los años 20 y 30 del siglo XX salieron al mercado productos de salud y belleza con radio, que prometían efectos milagrosos por la enorme energía que emitían.
Fuente de luz permanente. Así era como se anunciaba el popular RADITHOR en los años 20.
Era un agua milagrosa que aseguraba la cura de enfermedades mentales, impotencia, cáncer, diabetes...
También se comercializaron cremas para el cutis a base de radio y torio, jarras de agua con irradiaciones para hacerla "más beneficiosa", supositorios e incluso un dentífrico que proporcionaba una sonrisa "radiante".
Preservativos con radio |
Para conseguir más ventas, sin una base científica consistente, los empresarios de estos productos recurrieron a la publicidad por parte de personajes públicos.
Eben Byers, un conocido magnate y atleta de la época, publicitó los supuestos efectos saludables del Radithor, ingiriendo tres botellas diarias.
Al poco tiempo falleció con los huesos literalmente desintegrados por el uso masivo del metal radiactivo.
Antiguamente también se usaba el radio en pinturas luminiscentes para relojes. Muchos pintores de esferas de reloj murieron por la radiación (usaban los labios para moldear el pincel).
El radio se usó hasta finales de los años 60 en las esferas de los relojes. Hoy se usan fosfatos para captar luz como pigmentos en lugar del radio.
El radio es asimilado en el organismo como el calcio (pertenece a su mismo grupo) y se deposita en los huesos donde su radiactividad degrada la médula ósea. Por eso murió prematuramente Marie Curie.
El cloruro de radio se usa en medicina para producir radón en tratamientos contra el cáncer.
La verdad es que lo que le daban la gente de principios del s. XX al cuerpo no tiene nombre... Espero que en 50 años no digan lo mismo de nosotros. :D
ResponderEliminarPor cierto, el cuento de Isaac Asimov, 'La Ultima Pregunta' que te recomendé hoy se puede leer directamente desde aquí:
http://www4.ujaen.es/~jamaroto/laultimapregunta.pdf
Es corto, de 16 páginas. No sé si lo has leido ya. No deja de ser ciencia ficción, pero es muy interesante.
Tienes razón, Alex:
ResponderEliminarEsperemos que dentro de 50 años no nos llamen incautos ignorantes por las cosas que nos dejamos hacer...
Muchas gracias por el enlace de Asimov.
Un besazo