La propiedad bactericida de los mohos se conoce desde la antigüedad. Hay precedentes de su empleo en la Grecia antigua, en India y en los ejércitos de Ceilán en el siglo II.
En las heridas de guerra se solían aplicar emplastos de tierra del suelo con hongos o alimentos florecidos.
Desde el siglo VIII los médicos árabes curaban infecciones untando las heridas con una pasta blanca formada en los arneses de cuero con que se ensillaban los burros de carga.
A finales del siglo XIX Henle y su discípulo Robert Koch (Universidad de Gotinga) se interesan por los microorganismos como agentes causales de enfermedades.
En 1909 se consigue aislar un compuesto denominado el nº 606 (luego conocido como salvarsán) que actuaba de forma eficaz contra la sífilis.
Este descubrimiento influyó al médico y bacteriólogo escocés Alexander Fleming, hasta el punto en que existen caricaturas del joven médico apodado como "recluta 606".
Simultáneamente al descubrimiento del poder infeccioso de las bacterias, se realizaron observaciones -tanto in vivo como in vitro- de la acción bactericida de los mohos.
El descubrimiento de la penicilina siempre ha sido el ejemplo más claro sobre la aplicación de la observación en el método científico y de la habilidad y genialidad de Alexander Fleming para interpretar un hecho casual.
El descubrimiento ocurrió un día de septiembre de 1928 al observar cultivos bacterianos de Staphilococcus aureus en el sótano del laboratorio del Hospital de St. Mary en Londres.
Tras regresar de las vacaciones, y en medio de un laboratorio descuidado y desordenado, descubrió que muchos de sus cultivos estaban contaminados y se dispuso a tirarlos.
Observó que una de las placas de Petri no lavadas tenía alrededor del hongo contaminante un halo de transparencia que indicaba destrucción celular.
Las colonias bacterianas que se encontraban alrededor del hongo (más tarde identificado como Penicilium notatum) eran transparentes debido a la lisis o muerte celular.
Penicilium es un moho que segrega una sustancia natural antibacteriana que es la penicilina y que producía la muerte de las sustancias patógenas crecidas en la placa.
Penicilina |
Aunque él reconoció de inmediato la trascendencia del descubrimiento, sus colegas lo subestimaron. Comunicó el descubrimiento en 1929 en una revista médica británica y continuó trabajando con el hongo, aunque su obtención y purificación le resultó compleja.
El antibiótico despertó el interés de los investigadores americanos durante la Segunda Guerra Mundial, pues intentaban emular a la medicina militar alemana que contaba con las sulfamidas para la curación de infecciones.
Fleming no patentó su descubrimiento. Pensaba que así facilitaría su difusión.
Recibió el premio Nobel en Medicina y Fisiología en 1945 compartido con Ernst Chain y Howarr Walter Florey.
Murió en 1955, a la edad de 74 años, de un ataque al corazón. Fue enterrado como un héroe nacional en la cripta de la Catedral de San Pablo.
Murió en 1955, a la edad de 74 años, de un ataque al corazón. Fue enterrado como un héroe nacional en la cripta de la Catedral de San Pablo.
¿Cuántas vidas habrán salvado la penicilina y los antibióticos? Se lo debemos al despistado genial Fleming...
Martuka...
ResponderEliminarMaravillosa casualidad que luego hizo a otros entender como podían los antibióticos inhibir la proliferación de esos agentes patógenos.
Luego vino la primera generación de antibióticos derivados de la penicilina, para inhibir la síntesis de su pared bacteriana, tarea en la que estuvo investigadores españoles como el Dtor. David Vazquéz, que me dio clase a mi y pudo ser premio nóbel. Y después la tercera generación con todos los compuestos de que en los años 90 intentaban eliminar las células tumorales, y luego se utilizaron como antibióticos.
En la cuarta generación de antibióticos, la ciencia ya ni piensa.
Como con nuestro sistema salud que nos preescribe lo que debemos tomar,!y no lo hacemos! , las bacterias que son mas listas porque tienen que sobrevivir, hasta que nuestro sistema inmune las descubre, .. van por delante de nosotros
Seguiremos estando por detrás de lo que Fleming ya vio, y de esos Staphilococus aureus que todos tenemos en nuestra piel
Por favor sigue con estos post, y además cuelgalos si puedes, en la página web.
Besos.
Antonio
Muchas gracias , Antonio por tus ricas aportaciones ;)
ResponderEliminarMe tienes que asesorar porque quiero hacer un post sobre la resistencia a antibióticos.
Bsos
Parece mentira que una casualidad fuera responsable de uno de los mayores descubrimientos médicos de la historia... No obstante, no todo fue casual, que como dices, había que interpretar que había pasado, que hacía el hongo... Asi que hay que estar preparados y formados para entender lo que pasa delante nuestro, por muy extraordinario o casual que parezca.
ResponderEliminarExactamente, Rafa:)
ResponderEliminarYa sabes: si surge la inspiración, que te pille trabajando !!!
Un besazo